Hace poco más de 40 años, se creó Greenyard a partir de una visión atrevida y clara acerca del futuro de la alimentación, cuya importancia no hace sino crecer con el paso del tiempo. A día de hoy, hay un claro consenso: tenemos que cambiar nuestra manera de consumir y producir alimentos. La transición en la dieta hacia alimentos más puramente vegetales, así como una menor dependencia de las proteínas vegetales, ya no son una opción. Esa es la única manera de avanzar hacia estilos de vida más saludables y una cadena de alimentación más sostenible.
El mundo de hoy se enfrenta a dos retos decisivos: la salud pública y la sostenibilidad ambiental. He aquí la cruda realidad: se estima que, actualmente, las dietas poco saludables cuestan a la economía mundial 11 billones de dólares al año, y que el cambio climático ya no es una lejana amenaza. Cada día podemos ver a nuestro alrededor los efectos de la meteorología extrema e impredecible. Nuestra industria, las frutas y verduras, se encuentra en una gran paradoja: es una de las más afectadas por la crisis climática y, sin embargo, posee una parte crucial de la solución.
Adoptar dietas más puramente vegetales puede reducir drásticamente nuestra huella ambiental: los estudios demuestran que sustituir tan solo 100 gramos de carne al día por alternativas puramente vegetales reduce las emisiones de carbono en un 75 %. La producción de alimentos representa aproximadamente el 34 % de las emisiones globales, por lo que un simple cambio de mentalidad y de hábitos de consumo podría solucionar hasta un 25 % de las emisiones de todo el mundo.
Aprovechar realmente el potencial de nuestra categoría empieza por comprender nuestro negocio, en profundidad y de manera exhaustiva. Debemos comprender los datos objetivos, los argumentos y la lógica en los que se se sustenta nuestro poder como industria hortofrutícola. Solo así podremos hablar con una sola voz y asumir nuestra responsabilidad, así como un mayor peso en el debate público. Cuando todo el mundo rema en la misma dirección, nuestro mensaje queda más claro y nuestra acción resulta más eficaz.
Desde el primer momento, también hemos creído que en nuestro sector hacía falta un enfoque diferente. Hemos establecido un modelo de negocio excepcional que conecta todas las partes interesadas de nuestra cadena de valor alimentaria, desde los agricultores hasta los consumidores pasando por los minoristas, en función de la demanda. Ese mismo modelo «del tenedor al plato» sigue distinguiéndonos de los demás, además de convertirnos en el socio de confianza de los principales minoristas de Europa, al conectarlos con nuestra red de agricultores y ofrecer a los consumidores la selección de productos adecuada durante todo el año. En cada segmento del mercado, ya sea Fresh o Long Fresh, llevamos a la mesa soluciones puramente vegetales atractivas, fáciles de preparar y nutritivas, al tiempo que nos aseguramos de que sean asequibles para todo el mundo. Así es como nos ganamos los corazones, los estantes y las mentes.
Asimismo, nuestro modelo «del tenedor al campo» garantiza que los agricultores puedan construir un negocio sostenible, desde el punto de vista tanto económico como ecológico. No solo les proporcionamos acceso a millones de consumidores, sino que además les ayudamos a mejorar su eficiencia, reducir su impacto ecológico y —lo que es cada vez más importante— hacer frente a los efectos negativos del cambio climático de los que ya estamos siendo testigo. Simplemente, no puede haber un futuro puramente vegetal de la alimentación sin un sector agrícola saludable.
Somos conscientes de que el último año ha estado marcado por una dinámica de mercado en rápida evolución, una fuerte competencia en nuestros mercados y crecientes retos climatológicos. Aunque el enfoque visionario de desarrollo de la empresa que hemos aplicado durante las últimas cuatro décadas es garantía de que estamos preparados para esto, la realidad actual también exige agilidad y un compromiso firme por parte de todos los miembros de la familia Greenyard.
El compromiso real empieza por la mentalidad correcta. Como empresa familiar, en Grenyard todo el mundo se siente implicado de forma personal. Este vínculo emocional es lo que nos motiva a mejorar permanentemente las pequeñas ineficiencias, desde un palé sin revisar hasta un retraso innecesario. Estos detalles son importantes, puesto que su efecto se multiplica con el tiempo y contribuyen directamente a nuestro negocio.
Incluso en tiempos difíciles, nos mantenemos fieles a nuestra excepcional visión fundacional. Para ello, se necesita trabajo duro, conocimientos especializados y dedicación por parte de nuestra gente, a diario. Por tanto, quisiera agradecer a todos su apoyo y compromiso en relación con nuestra transición a un futuro puramente vegetal más saludable. Juntos, podemos marcar realmente la diferencia en nuestros platos y para nuestro planeta.
Hein Deprez, fundador y Director Ejecutivo del Consejo de Administración